quarta-feira, 17 de dezembro de 2014

Bienes materiales y Bienes espirituales - Rozilda Euzebio Costa




Bienes materiales y Bienes espirituales
Texto By Rozilda Euzebio Costa, traducido por Prof. Raiko Pastrana Iglesias





En la carrera por las posesiones, el ser humano libra una batalla contra el tiempo para llegar rápido a un ponto de equilibrio financiero. Entonces, él se olvida de su lado emotivo, olvida casi siempre que los seres humanos son simplemente niños en la escuela de la vida, intentando aprender la tarea de casa. Una tarea que muchos no hacen, cuando en el desvarío de las ilusiones buscan la futilidad de la materia y acaban en el sufrimiento y en la amargura, por no haber conseguido alcanzar un objetivo impuesto a sí mismo. 

Se debe entender que cada persona está en una escala de evolución, en una frecuencia vibratoria que difiere una de la otra, así, los conceptos existenciales son diferentes. No se puede desear llevar la vida de la misma forma que el otro la lleva, pues existe una cadena de acontecimientos que envuelve la vida de uno y la vida del otro.

Las personas son como escalas musicales, vibran de acuerdo a su grupo de frecuencia. Es preciso comprender que no hay manera de ser "sol" y sonar "mi" etc. Por eso, es importante no intentar igualarse a nadie, y vivir de acuerdo con los padrones de vida de la que forma parte. 

La inmersión del ser humano en las fatigas de la lucha diaria, casi siempre lo conduce a un abandono de la razón principal por la cual él está aquí, que es su evolución como espíritu. Y son tantas las ilusiones cotidianas que los arrastran al segmento de los caminos del error, y de esa falsa ideología de vida es que se hace difícil y casi imposible abandonar una creencia subversiva que le da al hombre una notoriedad engañosa y un éxito transitorio.

En esa categoría de ilusión que lleva a la humanidad a un desespero en la carrera contra el tiempo por los tales bienes materiales, se ven personas que abandonan las raíces de su fe, para correr atrás de los tesoros terrenales, dejando la mayor parte del tiempo de alimentar el espíritu, para suplir los sueños de consumo de la materia, que verdaderamente es perecedera y nada tiene de eterno. 

Algunos aun despiertan en su momento de partida, teniendo la felicidad de romper los lazos que los unen a los bienes terrenales, para partir con el alma leve.

¡No es que el hombre no tenga que trabajar para su comodidad! Es evidente que el cuerpo tiene sus necesidades, pero uno tiene buscar primero un equilibrio entre la materia y el espíritu, para mantener una raíz fuerte y saludable, una raíz que lo sostente durante su existencia, porque un hombre sin raíz, es como un hombre sin familia, sin lazos emocionales que lo mantienen firme en la fe y en la lucha diaria por la supervivencia.

Cuando un árbol tiene su raíz profunda y firme, él tiene equilibrio para mantenerse de pie durante las tempestades de la vida.

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